Historia de amor fantástica de una empleada de limpieza y un ser anfibio recluido en una instalación gubernamental en Baltimore a principios de la década de 1960. El film hace un esfuerzo titánico por darle algo de entidad al villano interpretado por Michael Shannon, pero lo único que consigue es generar un antagonismo que desmerece los personajes “buenos”. El manierista diseño de producción y el dibujo de los personajes hacen pensar en una versión dark de Le fabuleux destin d’Amélie Poulain (2001). Encima la protagonista es sordomuda y con el rostro de Happy-Go-Lucky (2008). Film al día con el espionaje ruso. Demasiados elementos, géneros y estilos se contraponen. Es extraño que el director de El espinazo del diablo (2001) no haya podido capitalizar las posibilidades terroríficas de la historia. Sí, va un paso más allá en términos de la representación de la sexualidad, pero lo hace en pos de un discurso y allí se diluyen las posibilidades metafóricas y se pierde el poder subversivo. El personaje del vecino gay (Richard Jenkins) sólo está para recordar este proceso. The Shape of Water es la película más blanda de Del Toro.