Comedia policial en la que una pareja de detectives va a la caza de un ladrón de autos en Los Angeles. Cuesta ver qué es lo que vio Clint Eastwood en semejante guión (que incluye la muerte del compañero y los reclamos del jefe gritón), pero el resultado es inmejorable. Eastwood sigue siendo el mismo y demuestra que puede divertirse y divertirnos en los tiempos de Lethal Weapon (1987) y Die Hard (1988). Se destacan la fotografía muy oscura y la banda sonora jazzera.