Cuento de terror en el que una periodista investiga unas muertes relacionadas con un video maldito en Seattle. Remake de Ringu (1998) o nueva adaptación de la novela de Kôji Suzuki. Lo que en la versión japonesa era sugerencia y contención aquí está subrayado y vulgarizado. Da la impresión de que intentaron hacer un remake sólo para bajar el nivel de espectador tratando de tontos a los occidentales. Básicamente las escenas son las mismas (pero todas pierden en la comparación): el prólogo con las dos adolescentes (flojos travellings de acoso), el funeral en el que el hijo va a la habitación (pobre concepción), el viaje a la cabaña del video (consabidas tomas aéreas), la implicación del ex novio (mayor participación aquí), el viaje a la isla del faro (se extiende más de la cuenta)m el clímax en el pozo de la niña muerta (inverosímil) y el epílogo con el gran susto del original (aquí pésimo). Agrega una pesadilla gratuita de la protagonista sacándose una cadena de la boca y un accidente de un caballo que se cae de un barco y es despedazado por la hélice. Lo único placentero es la presencia de Naomi Watts como una joven madre trabajadora que pasea su angelical rostro mientras la cámara la sigue. Gore Verbinski es un mediocre director algo que se ve en los espantosos primeros planos y cada vez que mueve la cámara sutilmente. Que el cine de terror americano está en crisis no es una novedad, pero eso no da derecho a destruir uno de los mejores y más originales films de la década de 1990.