Secuela de The Curse of Frankenstein (1957) en la que le doctor escapa de la guillotina y continúa sus experimentos en Suiza en el siglo XIX. Fisher se suelta aun más que en la primera parte: empieza a jugar con luces de colores (un antecedente del giallo), desliza cierto homoeroticismo en el doctor y enriquece al personaje principal, que se convierte en su propia criatura.