Biopic de la modelo pin-up Bettie Page en New York en la década de 1950. Pese al sorpresivo éxito de American Psycho (2000), Mary Harron tardó cinco años en conseguir financiamiento para este film. Es que el tono de fábula que le imprime al biopic, la fotografía en blanco y negro y la mirada crítica hacia el puritanismo de América no son estímulos para la taquilla. Pero el resultado sigue siendo estimulante. El personaje resulta fascinante (la inocencia hacia los desnudos, sus aspiraciones como actriz, su creencia en Dios, su ausencia de resentimiento) y Harron imprime la leyenda respetuosamente. Su cine cada vez más cerca de Schrader (la abstracción lírica, la relación de lo individual y lo colectivo, las crónicas de la América oculta, la referencia a la crucifixión), en especial Auto Focus (2002). Harron continúa siendo una voz a contracorriente en el cine independiente americano. Esperemos que no se apague.