Psycho thriller en el que una pareja de hermanos adolescentes huérfanos son acosados por los matones del colegio en Florida. El film tarda en perfilarse narrativa e ideológicamente. La profesión militar de los padres, la llegada a una escuela nueva y la aparición de los bullies de rigor podría llevar al film en cualquier dirección. Pero aprovecha esta introducción para simpatizar más con los matones que con los demasiado perfectos protagonistas (ella se niega a copiarse en un examen). Cuando llega al clímax, Cunningham muestra su malicia en la ambientación (un parque de diversiones), en la naturaleza de las muertes (crueles y sádicas) y en el humor negro que se desprende de la historia (la matanza básicamente se debe al rechazo de una cita). Pocos directores vieron con tanta lucidez la vuelta del puritanismo recalcitrante de la década de 1980.