Drama en el que las obreras de una fábrica son obligadas a incrementar la productividad en Tokyo durante la segunda guerra mundial. Si bien no oculta en ningún momento que se trata de un film de propaganda, Kurosawa aprovecha el inusual retrato de los personajes femeninos, el rostro como conductor de la emoción y la austeridad semi documental de la puesta en escena para entrever ya la inminente derrota de Japón. El film es apenas una curiosidad en su obra.