Aventura en la que un justiciero enmascarado lucha por la independencia de California en la década de 1840. Esta nueva versión del Zorro tiene grandes aciertos en el cast, unas bienvenidas pinceladas de humor y un sabor a aventura clásica. Dadas como están las cosas en Hollywood actualmente podría haber sido mucho. Pero entre la acumulación de grandes escenas, algunos excesos folletinescos y la falta de un villano con un poco más de entidad, el film termina desgastándose en el último cuatro. En este caso Martin Campbell despliega una vocación paisajística más acentuada, resuelve bien la escena de padre e hija y muestra habilidad para coreografiar las secuencias de acción. Es un director idóneo para este tipo de propuestas. Pese a las buenas intenciones y maneras, el film no es más que una jugarreta comercial con Spielberg detrás.