Drama en el que una banda de motociclistas pasa un día en un pueblo del sur de los Estados Unidos en la década de 1950. Además de homenajear las posturas de los films de delincuencia juvenil de la década de 1950, Bigelow aprovecha la simplicidad de la historia para explorar los tiempos muertos y hacer un excelente despliegue visual (pocos diálogos). La contención de la violencia muestra la cara oculta de un pueblo conservador y aparentemente tranquilo.