Psycho thriller en el que un joven violento asesino se obsesiona con una nueva chica llegada a un pueblo de California. Adaptación de la novela de Jack Ketchum. El caso real de los asesinatos de Charles Schmid en la década de 1960 en que se inspira la novela ya había dado lugar a la excelente The Todd Killings (1971). Luego de May (2002) Lucky McKee le produce a su compañero Sivertson una versión masculina del camino a la locura de una persona en otro cuento de terror de resonancias sociales. La película es una fascinante mezcla de Psycho (1960), también basada en una novela inspirada en un caso real, y de los universos de David Lynch, particularmente la serie Twin Peaks (1990-1991). En el film hay lugar para personajes excéntricos marcados por la crueldad de sus relaciones, un sentido del humor irónico y satírico, un refinamiento de la puesta en escena que hace un excelente uso del color rojo, un tono mezcla de fábula y novela policial pulp y una banda sonora que sirve como apoyo, con una intensidad por momentos desconcertante. De hecho, luego del prólogo con un doble asesinato sin sentido, recién hasta final no hay otra explosión de violencia, pero la película no ahorra crueldad y humor negro en ningún momento. Es con el retrato del protagonista, despreciable en todo sentido, aunque con lugar para la vulnerabilidad, obsesionado por el control y el cuidado imagen (destruye la habitación cuando el policía le arruina la fiesta) e incapaz de ver sus propias limitaciones (la cita en la feria con la chica) que la monstruosidad adquiere toda su entidad. Tal vez estos films en los que los mecanismos del terror quedan resguardados y los estilismos formales están sobredimensionados necesiten un tiempo extra de asimilación.