Cuento de terror en el que una conductora de un programa de radio es acosada por una secta de brujas en Salem, Massachusetts. Rob Zombie realiza su film más maduro y personal para confirmarse como la única voz autoral del Splat Pack. Deja de lado el terrorismo audiovisual, la ultra violencia y las familias dementes para encaminarse en una búsqueda poética del terror que lo emparentan con alguno de los grandes referentes del género como Jacques Tourneur o Mario Bava. Sin renegar de una oscura mirada hacia la realidad y de unos personajes que ya son característicos en su obra, toma otra postura hacia el horror. Ya desde el principio, la descripción de la rutina de la protagonista deja en claro que la temporalidad de su film es muy diferente a sus trabajos anteriores. Algunas escenas (la incursión de la protagonista en el departamento vecino, el acoso de las tres brujas al escritor que investiga el caso o la postura de las mismas tres brujas en las escaleras del edificio cuando viene a buscarla su amigo) juegan con la dilatación del tiempo del relato y la belleza de las composiciones. El final es un asalto lisérgico a los sentidos que niega toda lógica narrativa, pero que es absolutamente coherente con el planteo de la historia. Tal vez el film no es todo lo aterrador que insinúa, pero sus imágenes dejan sensaciones que son difíciles de olvidar.