Melodrama en el que una pareja que se reencuentra, se casa y se separa en el campo de la Unión Soviética. Aleksandr Sokurov adapta a Andrey Platonov (un precursor ruso del existencialismo) con una narración elíptica, una fotografía en blanco y negro, unas enigmáticas secuencias documentales y una resolución desoladora. Esta película es su verdadera ópera prima. Fue rodada en 1978. Sokurov ya se colocaba a la vanguardia en ese entonces.