Thriller en el que una pareja de ancianos alquila un cuarto de su casa a un hombre que puede ser el asesino de una serie de crímenes en Londres. Hitchcock parte de la premisa de la popular novela de Marie Belloc Lowndes (que tomaba como referencia los crímenes de Jack el Destripador) y realiza alguna modificaciones porque el cuento de misterio y el estatismo no es lo suyo. En su film el huésped interactúa mucho más con los dueños de casa y se enamora de su hija. Incluso juega con la cámara subjetiva desde el punto de vista del asesino real. La llegada del huésped a la casa y su primera salida nocturna muestran la huella expresionista en el cine de Hitchcock a partir del uso de la niebla, las sombras deformadas y las extrañas angulaciones. Lo cierto es que Hitchcock ya tenía en claro en este film algunas ideas que después va a utilizar en Psycho (1960): el asesino joven y apuesto, la escena de la bañera. El giro que toma el film en su parte final inaugura en su cine la figura del hombre inocente acusado, aunque no parece la solución más acertada para el planteo inicial.