Comedia de aventuras en la que un oceanógrafo y documentalista dirige una expedición para capturar un tiburón jaguar en el Océano Atlántico. Luego de tres impecables muestras de talento, inventiva y vitalidad, Wes Anderson parece que perdió los estribos. Nada termina de cuajar en este film. Ni el retrato de los personajes, ni la inserción de humor sutil, ni la detallista puesta en escena, ni la poderosa utilización de las canciones o el timing narrativo logran lucirse como otras veces, dejando a la película con enormes baches y al borde del ridículo. Parece que en este caso Anderson descuidó definitivamente el factor plausible/realista de la historia, por lo que los personajes y las situaciones resultan vacías en todo sentido. Anderson podría ser una especie de Fellini contemporáneo que aprovecha una gran disposición de medios para crear sus mundos personales (por más que a veces terminen siendo tan incoherentes como caprichosos). Tal vez no lo quería aceptar, pero Anderson estaba jugando en un género peligroso y de una forma poco habitual. Esta vez no le salió tan bien.