Secuela de The Mask of Zorro (1998) en la que el justiciero enmascarado lucha por la incorporación de California a los Estados Unidos en 1850. Campbell debe pagar tributo por el fracaso comercial de Beyond Borders (2003) y acepta una secuela innecesaria. Porque en los siete años que pasaron desde la primera parte cambiaron algunas cosas en Hollywood. Muchos Spider-Men, imagen digitalizada y corrección del color para que el sabor de aventura clásica pueda resultar atractivo. Lo que deja más evidencias las carencias de la premisa: la celebración retrógrada del colonialismo, la torpeza de los toques de comedia muy ingenuos, por no hablar de la historia de amor. El primer capítulo al menos tenía el proceso de transformación del héroe. No importan los intentos de alegoría política. La incorporación del estado como fraude y los agentes caza terroristas no hacen más que caer en el ridículo. La lógica del Hollywood actual no puede dejar pasar la oportunidad de probar proyectos condenados de antemano.