Comedia dramática en la que un vagabundo se hace cargo de un niño abandonado por su madre en Estados Unidos. Chaplin hace su primer largometraje como director recurriendo a un dudoso sentimentalismo que, pese a todo, no resulta del todo molesto. Principalmente porque el secreto de su cine yace en la sencillez. El plano se convierte en el lugar donde conviven el humor y la tragedia. Sus payadas quedan matizadas por la historia del niño huérfano. La comedia yace en el humor físico y el slapstick. Sólo una curiosa escena de sueño sobre el final da una nota disonante.