Drama en el que una campesina se convierte en prostituta en Japón, desde su nacimiento en 1918 hasta principios de la década de 1960. El estilo visualmente chato de Imamura necesita de esas metáforas zoológicas con las que los interpretadores de películas se sienten tan felices al descifrar. Imamura podría ser un gran naturalista si no fuera tan obvio. Domina una sensación de profunda ajenidad a todo lo que narra que se escuda en una supuesta objetividad. Y si quiere ver a la mujer como insecto, allá él.