Drama criminal en el que hombre delata a un amigo para cobrar una recompensa en Dublín en 1922. Adaptación de la novela de Liam O’Flaherty. Lo que parecía un atractivo estudio sobre la culpa y el arrepentimiento deriva en una condescendiente contemplación de la estupidez. Lo que está en sintonía con el ridículo simbolismo religioso de la resolución. Eso sí, las influencias del expresionismo de la fotografía en la iluminación y el uso de la niebla se ven muy bien.