Thriller en el que una joven sale del psiquiátrico y toma un trabajo en un exclusivo club veraniego en South Carolina. Mary Lambert vuelve a tener la oportunidad en un gran estudio (Warner) para explotar el mismo mercado que Cruel Intentions (1999) y The Skulls (2000). Increíblemente se toma bastante en serio un material propio de una telenovela: presentación bastante larga, mucama que se codea con chicos ricos, trama policial de lo más banal, pausado traumático de la protagonista, artificialidad de la psicopatía, asesinatos, escenas de sexo blando. El resultado es disfrutable a su pesar. Es como si los valores de los personajes, la densidad dramática y la mecánica del conflicto hubieran quedado congelados y no hay atisbo de ironía, sátira o autoconsciencia. En consecuencia el film tiene un nivel de actores, guión, música y fotografía que se merece ese estado nulo. Lambert sepulta definitivamente las intenciones de consolidarse como directora de Hollywood. Habrá que buscar en la auténtica clase b.