Drama en el que un grupo de borrachos espera la llegada de un extravagante vendedor habitué de un bar de New York en 1912. Pese a la larga duración y la dirección tímidamente teatral de John Frankenheimer, el material (la obra teatral de Eugene O’Neill) termina imponiéndose por el escenario, el dibujo de personajes y las revelaciones finales. Los personajes devienen una especie de muertos vivos, manchas en el fondo del decorado, y la presencia de Lee Marvin en contraste logra imponerse.