Drama en el que un jugador de billar busca revancha contra un gran campeón en New York. Si bien el conflicto está expuesto de forma realista, la reconstrucción de los partidos es impecable y los personajes tienen entidad, como director, Rossen no puede superar la barrera de hábil guionista. Desde el principio no resiste la tentación de ilustrar en vez de expresar las ideas que tiene. La historia de amor deprimente y condenada tampoco ayuda.