Thriller en el que una niñera toma un trabajo para vengarse de la muerte de su esposo en un suburbio de Seattle. La única manera para sostener una premisa tan previsible (y semejante dilatación temporal de la acción) es a través de buenas actuaciones y de algunas sugerencias de la puesta en escena que mezclen lo perverso y lo naif. Pero llega un momento que el costado reaccionario no se puede esconder por ningún lado.