Cuento de terror en el que una enfermera americana cuida a una paciente en una casa encantada en Tokyo. Remake de Ju-on: The Grudge (2002). A partir de la ambientación en Japón (que ayuda a construir la atmósfera), de mantener a un director tiene una facilidad natural para el terror (Takashi Shimizu) y de la presencia de Sam Raimi como productor (que inicia su nueva productora dedicada al cine de terror) podemos decir que este film es una mejor americanización que The Ring (2002). Si bien Shimizu se ve forzado a seguir un guión más explicativo, a cortar más rápido y a mover más la cámara, su puesta en escena conserva la delicada planificación y la ausencia de efectismos. El resultado final no está lejos de las modestas pero efectivas películas de terror que compuso con anterioridad. Las pequeñas secuencias en crescendo sin escenas de relleno en el medio dan como resultado una estructura narrativa no lineal que mantiene el atractivo en todo momento. La mejor es la de la hermana que queda sola en el trabajo y debe volver a casa mientras los fantasmas se le aparecen. Recuerda a Dario Argento aunque sin tanta estridencia. En un par de escenas (el fantasma del niño que sale del punto de vista de la cámara, el fantasma que tapa la pantalla de video) Shimizu se pone lo más cerca posible al horror. Es una lástima que la escena de la escalera sea mucho más floja que en el original y que el clímax no sea tan efectivo a causa del personaje del profesor salido de la nada. Igualmente la película supone un debut auspicio de Shimizu en Hollywood y de la compañía Ghost House Pictures en el género de terror.