Thriller en el que un abogado decide ayudar a una mujer con problemas con su padre en Savannah, Georgia. Altman le da a las ficciones de John Grishman un toque malsano y un aire tenebroso más propio del film noir que de los anodinos thrillers judiciales que se hicieron a partir de sus novelas en la década de 1990. Si bien corre con desventaja por el principio algo atolondrado, un final carente de sorpresa y un personaje desagradable, despreciable y que hace todo mal, se las arregla para colar su sello en la reflexión sobre la paranoia generada por el éxito y el excelente manejo del reparto en cuanto a su caracterización y a su coralidad.