Thriller en el que el hijo de un embajador francés al cuidado del mayordomo y su esposa es testigo de un asesinato en Londres. Carol Reed se pasa buena parte del film enfocando las grandes escaleras de la recepción de la embajada para anunciar la muerte que va a tener lugar allí. Adopta el punto de vista del niño que no logra entender el conflicto de los adultos. En ese sentido es fiel al cuento de Graham Greene en que se basa. Pero en vez de terminar donde culmina el relato continúa con una trama de misterio innecesaria. Comete el error de dar demasiada información al espectador, por lo que la última parte de la película se convierte en estéril.