Thriller de acción en el que un asesino profesional es reclutado para vengar a las víctimas de los torturadores de las dictaduras en un país de América Central. Uno no puede dejar de reír, pese a que el tema sea bastante serio, de sólo ver a Bronson moverse con paso cansino para impartir justicia. ¿Por qué no se les ocurrió antes a los gobiernos latinoamericanos llamarlo? Pese a que el guión es espantoso y el film tiene nula progresión, J. Lee Thompson sigue la escuela de Don Siegel y Michael Winner de planificar los films de acción como films de terror. Un estilo que luego se perdió.