Comedia dramática en la que un abogado cuya esposa está en coma se entera que le era infiel en Hawai. Luego de un impasse de 7 años llenado con trabajos como productor y guionista, Alexander Payne vuelve a la dirección y parece que deja de lado definitivamente la sátira y la caricatura. A partir de un estilo visual cada vez más asentado en el realismo, de un balance más equilibrado entre el drama y la comedia y de una narración más pura y cristalina, hace un gran film sobre la pérdida. Payne saca provecho de un actor (George Clooney), de su personaje, de las locaciones turísticas y no turísticas de Hawai, del uso de la música en contraste y del formato scope para agregar detalles visuales. Y logra cierta suspensión temporal del relato. Todavía debe corregir o pulir la alternancia de la mirada hacia los personajes, la raíz burguesa de los conflictos y una resolución que concilia las líneas de fuerza. Pero no son dificultades insalvables. Payne de a poco se ha convertido en un favorito de la crítica y de la academia con resultados seguros en la taquilla.