Cuento de terror en el que un novelista es acosado por su doble en un pueblo ficticio de Maine. Romero parece que ha olvidado que en el género de terror lo simple es lo más efectivo. El film suma demasiados elementos (el acercamiento a la esquizofrenia, la investigación policial, la recurrencia de los gorriones, el juego de realidad y ficción) con los que después no sabe qué hacer. Además, como thriller comete errores groseros (no respeta el punto de vista, el estatismo del protagonista, la visualización de los asesinatos). Ausente el sentido del humor sutil y la conciencia crítica/social, Romero se pone al servicio de una industria que no le pertenece. Como resultado tenemos tal vez el peor film de su carrera.