Cuento de terror en el que un grupo de familiares que se reúne para cobrar una herencia empieza a ser asesinado en New England en 1892. Tenney da inicio a una variante del incipiente slasher con reuniones familiares que más tarde retomarían, entre otros, Andy Milligan y John Farris. Tal vez la ambientación de época y el título engañoso la dejen un poco escondida, pero la fórmula del slasher ya está bien asentada en la década de 1960. Incluso el asesino desprende cierta dosis de sadismo al elegir el modo de muerte más temido por cada víctima. Tenney descubre la efectividad de las tomas subjetivas escondidas que anticipan la presencia del asesino para crear el susto en el momento justo de su aparición. Los diálogos artificialmente elaborados le agregan un tono irónico que hace más soportable el cinismo en el retrato de los personajes.