Policial en el que una pareja de detectives se ve envuelta en medio de la mafia de Chinatown, New York. Lo que arranca como un simple ejercicio de estilo de a poco se va complejizando y ganando capas. La puesta en escena muestra una preocupación por el nivel de detalle del cine de la década de 1970. La descripción negra de los procedimientos policiales ambiguos da pie unas realistas secuencias de acción carentes de parafernalia digital. Sobre todo se sostiene por el vivaz retrato de personajes: la sonrisa Fat esconde su melancolía y Wahlberg pasa de inexperto exitoso a víctima traidor. El inteligente juego de apariencias, desconfianza, amistad y honor deriva en una resolución conciliadora que mancha un poco el sólido producto. Parece que Foley encontró proyectos acordes a su balance justo de forma y contenido. The Corruptor es uno de los mejores policiales negros del período que va de Jean-Pierre Melville a Michael Mann.