Thriller judicial en el que un niño es testigo de un asesinato relacionado con la mafia y es protegido por una abogada en Memphis. El buen punto de partida (niño que sabe demasiado) es revestido por una supuesta complejidad que es ideal para el espectador multimedia de la década de 1990 que acepta tramas de abogados y mafiosos, dramas familiares, aparentes críticas al sistema, manipulaciones violentas y secuencias de suspenso. En su primera mitad la película tiene cierta habilidad para articular los distintos conflictos y el excelente reparto se luce. Después todo se resume en el simple heroísmo en la peor tradición de Hollywood y el film se resuelve de la forma más convencional. Todas las temáticas planteadas se quedan sin fuerza.