Drama en el que un joven abandona un orfanato para tomar un trabajo como recolector de manzanas en Maine en 1943. Adaptación de la novela de John Irving. Luego del paso en falso Something to Talk About (1995), Lasse Hallström se tomó un tiempo para reubicarse en Hollywood. Encuentra un material acorde a su visión de cine que le permite explorar su capacidad de síntesis y el excelente uso de la elipsis. Como resultado tenemos un melodrama puro que no cae en el sentimentalismo o la demagogia. No vale la pena imaginar lo que en otras manos hubiera sido una película de orfanato, pasaje a la madurez, aborto, triángulo amoroso e incesto con trasfondo de la segunda guerra mundial. Es cierto que una mirada moralista en el guión adaptado por del propio Irving: el padre negro que abusa de la hija redimido por la muerte, el novio que vuelve paralítico de la guerra como castigo al personaje de Charlize Theron. Pero algunas soluciones visuales puntuales de Hallström dotan de autenticidad al producto: la muerte de los niños carentes de toda manipulación, las miradas de Paz de Huerta a Tobey Maguire, la recurrencia de la pantalla de cine como evasión a los horrores cotidianos, el descubrimiento de la identidad del padre abusador. El gran trabajo de Michael Caine como el doctor adicto al éter que practica abortos en la clínica va por el mismo camino.