Secuela de Frankenstein (1931) en la que el doctor Frankenstein continúa sus experimentos para crear una mujer a partir de restos de cadáveres en Suiza en el siglo XIX. La película es más desinhibida que la primera parte: a partir del descubrimiento de los placeres mundanos del monstruo, hay mucho sentido del humor. El doctor está mucho más loco y realiza creaciones delirantes. La secuencia en que crean a la novia es aun más impactante que la anterior porque intensifica el uso de los planos torcidos.