Thriller de espionaje en el que un agente secreto es encontrado en el mar baleado e amnésico y es perseguido por toda Europa. Adaptación de la novela de Robert Ludlum. Lo mejor de la película es la partitura de John Powell, que combina ritmos clásicos y modernos, y las locaciones europeas, oscuras nubladas y con mucha niebla. Lo peor es que no se pueda despegar del modelo de cine de Hong Kong para representar las secuencias de acción (Matt Damon no es Chow Yun-Fat). A mitad de camino el film incluye una persecución automovilística al mejor estilo Ronin (1998), pero con la música bien arriba. La elección de este proyecto por parte de Liman hace recordar a una maniobra similar que hizo Richard Linklater cuando realizó The Newton Boys (1998), pero aquí la “traición” al indie es más radical. Aunque en el fondo hay una referencia, no se sabe si consciente o inconsciente, a Tirez sur le pianiste (1960), especialmente en la escena sobre el capo nevado. The Bourne Identity es un producto tan cargado de corrección como carente de real personalidad.