Cuento de ciencia ficción en el que Jesús vuelve a la Tierra en el último día de 1999 en New York. Como parte de un proyecto internacional en el que varios directores de distintos países dan su visión del fin de milenio, Hal Hartley realiza uno de sus películas más pequeñas y modestas. Es que la escasa duración (63 minutos), la fotografía en video digital y el tono satírico que no termina de perfilarse no ayudan a la magnitud del tema y los personajes. Igualmente podemos disfrutar al menos por una hora de los siempre afilados diálogos, del humor irreverente (la biblia en una notebook), de los personajes extraños y simpáticos, de unos encuadres con ángulos imposibles, del adecuado contrapunto de la música y de la escena de la charla de Jesús y el Diablo en un bar, como lo que es, un simple divertimento. El problema del film tal vez sea que el resto de los personajes, una María Magdalena que sólo acompaña a Jesús, un adicto al juego que vaga por los bares y una camarera oriental que gana la lotería para hacer beneficencia, no pueden perfilarse en tan poco tiempo. La resolución, con Jesús abandonado en New York lanzando preguntas y el abandono del libro que ya nadie puede usar, es poética y melancólica. Sin ánimo de ofender, es mejor que Hartley se avoque a sus termas y proyectos.