Cuento de terror en el que un usurpador de cadáveres trabaja para un profesor de una escuela de medicina en Edinburgh en 1831. Adaptación del cuento de Robert Louis Stevenson. La presencia inquietante de Boris Karloff se roba la función. El film utiliza los diálogos, las miradas de los actores y las relaciones de los personajes para crear una atmósfera turbia porque los cadáveres en sí nunca se muestran.