Policial en el que dos detectives investigan el asesinato de una aspirante a actriz en Los Angeles en 1947. Basado en un caso real y en la novela de James Ellroy. De Palma vuelve más clásico, más transparente y más consciente que nunca. Y, al igual que Verhoeven en Black Book (2006), da una pequeña lección de cine. Ejemplar es cómo asume las posturas, los tiempos y la estructura del film noir de las décadas de 1940 y 1950, películas en los que el viaje es más importante que el destino. Igualmente incluye sus habituales set pieces (la aparición del cadáver, el asesinato de uno de los policías), menos virtuosas pero más efectivas. Y da lugar a una cinefilia menos obvia, el giallo italiano, y más sútil, The Man Who Laughs (1928). En cuanto al reparto, Josh Hartnett es uno de esos actores con cara de nada y expresiones mínimas que llamativamente puede sostener el peso del relato, Hilary Swank muestra una mirada cargada de misterio y Mia Kirshner sólo aparece en las películas amateurs en blanco y negro. Las tramas paralelas del triángulo amoroso de los dos policías y una joven, de la salida de prisión del enemigo de uno de ellos y de la relación del protagonista con la hija de un empresario no entorpecen sino que enriquecen la historia policial que se resuelve como una simple hipótesis de un caso nunca resuelto. Solamente para ser perfecta tendría que estar filmada en blanco y negro. Por lo demás, celebrar la vitalidad del cine de Brian De Palma.