Cuento de terror en el que un monstruo marino acosa las playas de California y mata a jóvenes surferos y sus novias. Pese a la completa ineptitud de la puesta en escena y a un guión que trata de incluir más elementos de los que puede manejar, el film es importante porque marca un cambio de enfoque en el género del terror: de los monstruos de la década de 1950 a los asesinos enmascarados de la década de 1970. Pero un film que se plantea como una película con monstruos, playa y surf, escenas de baile, conflictos de padres e hijos y misterio por la identidad del asesino sólo puede ser resuelto de forma efectiva con una gran cuota de auténtico humor camp y una dosis de talento semejante. Algo de lo que desgraciadamente carece.