Cuento de terror en el que un hombre lleva a su familia de campamento y empieza a ver un demonio en los bosques de Pine Barrens en New Jersey. Si Darren Lynn Bousman había mostrados algunas señales de madurez en 11-11-11 (2011), aquí las confirma para redondear por lejos su mejor film hasta la fecha. La leyenda del demonio de Jersey (que sirve como trasfondo de la trama) ha tenido poca suerte en el cine. The Last Broadcast (1998) con su formato documental, y 13th Child (2012) son de una mediocridad militante. En la excelente Satan’s Playground (2006) la leyenda se perdía dentro de la apuesta surreal de Dante Tomaselli. En este caso Bousman (autor del guión también) apuesta por la vacilación propia del género fantástico y los resultados son sorprendentes. Nunca sabemos con certeza si el demonio existe o es producto de la imaginación del protagonista o si es él quién comete los asesinatos. En consecuencia, el bosque y la naturaleza son los auténticos monstruos de la película. El prólogo en la que una joven pareja en el bosque se cruza un animal muerto establece el tono. Por primera vez Bousman encuentra un ritmo y un tempo adecuado para el montaje. Los movimientos de cámara no son simples ejercicios de gimnasia. Incluso hasta utiliza en un par de ocasiones la profundidad de campo. Y saca provecho de la banda sonora de Bobby Johnson que con su particular cadencia, uso de los tambores y de las notas sostenidas genera un muy efectivo crescendo desde su aparente calma. El trabajo con los actores de Bousman muestra ya su experiencia como director (ocho films en siete años). Stephen Moyer está al borde de la caricatura del imbécil resentido típico de los relatos de Stephen King, pero la evita y en la parte final del film se corre de ese lugar. Y, a partir de ahí, es Mia Kirshner la que sostiene el gran peso de la historia. La secuencia del niño perdido que transcurre a la mañana del último día contiene los mejores siete minutos en continuado que ha rodado Bousman (lástima que la arruine con una aparición repentina y un efecto sonoro molesto cuando vuelve el padre en vez de mostrarlo acercarse lentamente). Todavía hay cosas que mejorar (algunos efectos visuales digitales de más, los flashbacks efectistas, la aparición final del monstruo), pero es un inmenso paso hacia adelante en su obra.