Cuento de terror en el que una madre y su hijo quedan a merced de un monstruo de un libro en su casa en Australia. Jennifer Kent expande su cortometraje Monster (2005) a largometraje y durante un buen rato logra mantener una extraña atmósfera mezcla de drama doméstico y relato de fantasmas. El problema es que Kent termina siendo más fría de la cuenta y sus influencias, herencias y filiaciones quedan muy expuestas. El punto de partida explora la misma vacilación fantástica de Candyman (1992) que es la fundacional de The Turn of the Screw (1898) de Henry James. La puesta en escena incluso desliza la idea que el niño ha estado viendo al monstruo desde el principio sin que su madre o el espectador lo noten. Las referencias al cine de terror de base realista de Lucky McKee y Chris Sivertson, incluso el expresionismo alucinado de Stuart Gordon, aparecen solas. La decoración de la casa, con esas paredes en tonos azules denota la influencia de Mario Bava. De hecho la trama tiene algunas semejanzas con Schock (1977). Y cuando el film entra en el último acto, aparece el inconveniente del punto de vista. La caída hacia la locura de la siempre es desde un punto de vista subjetivo, Repulsion (1965), pero en este caso la presencia del niño (al que asuminos no va a matar) interfiere visual y narrativamente el desarrollo de la acción. Para seguir con el juego de los parecidos: The Babadook vendría a ser una hermana de Mommy (2014) y Goodnight Mommy (2014).