Comedia absurda en la que un joven empleado de recursos humanos, casado y con un hijo se muda para poder escribir una novela a un departamento donde habita un gorila en New York. En su debut como director Franco se mantiene en un estricto bajo presupuesto (convoca a David Klein, director de fotografía y editor de los primeros films de Kevin Smith). La figura del gorila es la única fuga surreal o fantástica al sencillo planteo naturalista de la historia. Afortunadamente su presencia funciona en múltiples niveles: como la barrera que bloquea al protagonista para escribir su novela, como símbolo de un machismo que quiere abandonar, como contrapunto a la actuación de método. El film, pese a quedarse sin muchas variantes pasada la mitad, logra sostenerse gracias a un puñado de efectivas escenas en la oficina del protagonista y a sus excéntricos compañeros de trabajo.