Comedia dramática en la que un lobista de las tabacaleras debe hacer que las empresas recuperen sus ganancias e imagen en Estados Unidos. Adaptación de la novela de Christopher Buckley. Cierto aire satírico y enfoque político propio del cine americano de la década de 1970 va desinflándose previsiblemente. En cuanto a lo visual y la puesta en escena, el film de Jason Reitman no hace más que remitir a las comedias de Wes Anderson, aunque el timing para la comedia, demasiado calculado, esquemático y cerebral, no logra destacarse. Pero no hay que ser tan exigentes: Aaron Eckhart es un actor con suficiente aplomo para cargar el peso del relato, la aparición de excéntricos personajes/actores es constante y las referencias a la industria del cine tienen mala uva. Reitman junior no parece ser un director que le costó mucho llegar donde llegó, pero al menos es consciente de que vivimos en tiempos en los que es más efectivo burlarse de los defectos ajenos que exponer las virtudes propias.