Drama en el que un periodista lucha contra un gobernador populista y un presidente conservador en un ficticio país de Latinoamérica. Puede decirse que el retrato que hace Glauber Rocha es 50% caricatura y 50% real. Lo que no quita lo genuino del humor (el documental televisivo) y la emoción (la relación de la pareja protagonista). La puesta en escena deliberadamente apuesta por la cámara en mano y la estética documental. Aun así encontramos más belleza en Rocha que en los estetas de la fealdad contemporáneos (no vamos a hacer nombre). Rocha encontró una forma de hacer cine que radicaliza los postulados de la nouvelle vague y saca a relucir toda la furia latinoamericana. Es una lástima que tan pocos le prestaron atención en su momento.