Comedia romántica en la que a una adolescente enamorada de un fantasma su padre le organiza un baile en Francia. Más allá de la presencia de Jacques Tati y de la vuelta de guión irónica, todo es artificial en la película, desde los sobreimpresos del montaje, los diálogos, hasta los peinados y la edad de Odette Joyeux en el rol protagónico. Es una lástima entonces que la puesta en escena de Autant-Lara no sepa explorar las potencias de lo falso.