Policial en el que el hombre es víctima de un atentado, pierde la memoria y asume la identidad de su hermano rico que ha desaparecido en Phoenix. Scott McGehee y David Siegel se las ingenian para rendir un homenaje al film noir (a partir de la fotografía en blanco y negro) y para meterse en los laberintos mentales propios de David Lynch. Logran innovar en un género tan transitado como el policial (hasta cierto punto el film anticipa a Memento (2000) al mismo tiempo que filtran una inteligente crítica al psicoanálisis y sus herramientas que permiten crear memorias falsas. Es una lástima que una trama tan rebuscada, delirante y llena de posibilidades tenga una resolución tan previsible y convencional.