Melodrama en el que un granjero con problemas financieros es seducido por una mujer que lo convence de matar a su esposa en un no especificado país. Murnau lleva la historia al terreno de la abstracción y realiza un film tan bello como conmovedor. Hace un magistral uso de los travellings y los fundidos. El arranque dramático deja paso a un tono bufonesco en la parte media (la estatua rota, el cerdo borracho) para volver en el final a la más pura emoción.