Film de artes marciales en el que un joven aprende lecciones de judo y compite en un torneo en Japón en 1882. En su ópera prima Kurosawa ya muestra la seguridad y el aplomo en la puesta en escena de un veterano. La autosuficiencia de las escenas (que ni los cortes de la versión original afectan), cierta occidentalización en el retrato del villano y el gran provecho visual que saca de los espacios y la naturaleza se dejan ver con claridad gracias a la simpleza de la historia.