Thriller violento y sádico en el que un matrimonio va a una casa de campo en Inglaterra y es acosado por una pandilla. Peckinpah evita tajantemente el esquema del thriller de revancha al recurrir a los tonos grises de la fotografía que dan cuenta de que nada es blanco o negro y al establecer la dinámica vulnerable de la relación de la pareja. Desarrolla un discurso incómodo y difícil de asimilar en el que se dan cita Freud, Marx y Foucault. Pocos directores pueden ser tan viscerales y cerebrales a la vez.