Thriller en el que una adolescente de una acaudalada familia del sur de los Estados Unidos sufre la muerte de padre al mismo tiempo que aparece un misterioso tío que no conocía. Remake no acreditado de Shadow of a Doubt (1943) que supone el debut en Hollywood del cineasta coreano Park Chan-wook. A diferencia de Alfred Hitchcock a esta película perversa y pervertida poco le importa el suspenso y la dosificación de la información. Park ensaya apenas una simplificación del tema de la femme fatale, por momentos dudosamente adolescente en su concepción, groseramente efectista y se lo ve poco interesado en sostener el prestigio de un autor premiado en Cannes. Lo que no está mal, habida cuenta de la dudosa autoridad de las premiaciones de dicho festival en la última década y el progresivo decaimiento de la obra de Park. El título sólo convoca al autor de la Dracula Bram Stoker para adscribirse a cierta tradición del melodrama gótico y continuar la veta vampírica del cine asiático, pero no casi no sangre en la película. El film se mueve en un terreno decididamente irreal, meramente cinematográfico y autorreferencial. Y si por momentos toca una fibra oscura y amenazadora de los personajes de la disfuncional familia, no logra pasar de una simple curiosidad que, a vistas de la escasa distribución en Estados Unidos, anuncian un pronto regreso a casa para Park Chan-wook.