Comedia de terror en la que un grupo de estudiantes universitarios van a jugar al bowling para un ritual de iniciación y accidentalmente liberan un demonio en California. Sólo por el hecho de poder ver las tres principales scream queens de la serie B de la época (Linnea Quigley, Brinke Stevens y Michelle Bauer), unos desnudos gratuitos a más no poder, una historia tan delirante como desprejuiciada y un pequeño demonio que hace cumplir los deseos sexuales de los personajes, el film se transforma una de las películas más psicotrónicas de la década de 1980 (lo que no es poco decir).